Sin ella

La Era de la Mujer en el Amanecer

La Era de la Mujer en el Amanecer. Nos encontramos en el albor del tercer milenio, un tiempo distintivo en el que finalmente se celebra la trascendencia de la mujer tras largos períodos de una historia marcada por la marginación. Una historia que, tristemente, fue moldeada en gran medida por y para los hombres. Sin embargo, hoy se reconoce y se valora su verdadera magnitud, la dimensión completa de sus capacidades y talentos. Estos, cuando se unen a los talentos de sus contrapartes masculinos, crean la sinergia perfecta que impulsa a la humanidad hacia un futuro de igualdad y realización plena del ser humano.

Pensemos en ejemplos clave que ilustran la impronta femenina en el tejido de nuestra historia: sin la determinación de Golda Meir, quizás el Estado de Israel no hubiera alcanzado su consolidación. Imaginemos la historia sin Juana de Aragón; entonces, quizás, la figura del Emperador Carlos V no hubiera sido inscrita en los anales del tiempo con el mismo relieve. Y si consideramos la figura de Indira Gandhi, su ausencia habría significado un retraso en el proceso de modernización de India, un gigante que avanzó a pasos agigantados bajo su liderazgo.

En el contexto de México, la Corregidora fue una chispa vital en el incendio de libertad que constituyó el movimiento independista. En las gestas libertarias de América del Sur, ¿habría ardido con la misma intensidad el fuego de libertad en el corazón de Simón Bolívar sin la presencia inspiradora de Manuela Sáenz?

La presencia femenina ha sido fundamental en todos los ámbitos de la existencia. Sin el inmenso amor de la Madre Teresa de Calcuta, ¿cómo se habría aliviado la desesperación de los más desposeídos y olvidados de nuestro mundo? Si nos remontamos a los albores del cristianismo, sin María, la existencia misma de Jesucristo no se hubiera manifestado como la conocemos.

La mujer es sinónimo de paciencia, de tolerancia. Ella es quien da origen al milagro de la vida, la fuente desde la cual brota nuestra existencia. Sin ella, yo no habría nacido, ni tampoco habría aprendido a dar mis primeros pasos, a explorar el mundo, a articular las palabras que ahora uso para expresar estos pensamientos. Es ella quien me enseñó el significado del amor y el perdón, la que me ha mostrado el camino de la vida.

Gracias a la mujer he conocido la dulzura de la ternura y la grandeza de la caridad. Mujer, tú eres la que ha trazado el sendero de la existencia para mí, enseñándome que sin ti, la creación misma no tendría el mismo sentido. Tu bondad es el testimonio viviente de la presencia divina; tu vientre, el taller sagrado; tú, la artesana en la obra maestra del Creador.

Por todo esto y por el infinito más que representas, gracias mujer, simplemente por existir.

2 respuestas a «La Era de la Mujer en el Amanecer»

Los comentarios están cerrados.