Poker de Ases

Poker de Ases

Jugando al póker, le fueron repartidos dos ases junto con las cartas 3, 4 y 5. Sin titubear, decidió descartar el par de ases, optando por conservar el resto. Ante esta estrategia poco convencional, su compañero de mesa no pudo contenerse y le preguntó:

  • ¿Estás seguro de lo que haces? Estás desechando tus mejores cartas y quedándote con aquellas con las que es difícil formar una buena mano.

Él respondió sin vacilar: «Siempre me concentro en mis debilidades, no me interesan tanto mis fortalezas. Así es como he vivido, superándome en lo que considero mi punto débil».

Su compañero replicó con sarcasmo: «Ahora entiendo por qué nunca has destacado en nada; en general, tu vida es mediocre».

El jugador se irritó, ya que nunca antes le habían dicho tan directamente que era mediocre. Tratando de controlar su enojo, explicó su filosofía personal:

  • La única fórmula que conozco para mejorar es superar mis limitaciones. No veo sentido en presumir de mis habilidades; eso es más bien vanidad.

El compañero respondió con firmeza: «Puede ser vanidad o lo que quieras, pero tus fortalezas se te dieron para que las desarrollaras. Son tu pasaporte en la vida para alcanzar tu plenitud. Con la filosofía que tienes, estás destinado a vivir una vida gris y amargada al intentar ser algo que no eres. Atrévete a reclamar tu naturaleza; te aseguro que alcanzarás lo que todos anhelamos: la felicidad».

Muchas personas desperdician su vida tratando de ser algo que no pueden ser, neurotizándose en el proceso. Lo más valioso que se nos otorga al nacer son nuestros dones y fortalezas, manifestados en habilidades particulares que nos facilitan y disfrutamos realizar.

Los líderes excelentes se centran en desarrollar sus fortalezas naturales hasta llevarlas a su máxima expresión. En cuanto a sus debilidades, hacen el esfuerzo necesario para no bloquear el desarrollo de sus potencialidades, sin martirizarse con habilidades que naturalmente se les dificultan.

Imagina por un momento a Mozart intentando dominar las matemáticas o aprender otro idioma, cuando su talento natural reside en la música. Suena absurdo desperdiciar energía en dominar campos que no están dentro de nuestras fortalezas. Cometemos un error común al querer ser buenos en todo; debemos concentrarnos en nuestras fortalezas, esas habilidades naturales que, con esfuerzo, pueden convertirse en virtudes.