La Oratoria

La Oratoria

La oratoria, entendida como el arte de expresarse con elocuencia para persuadir y conmover, se extiende más allá de simples discursos ante grandes audiencias, abarcando la expresión oral en su sentido más amplio.

La importancia de la oratoria se manifLiesta en diversas esferas de la vida. La capacidad de comunicarse efectivamente no solo refleja conocimiento, sino que también determina cómo somos juzgados y aceptados en negocios y otras interacciones sociales. La comunicación clara, ordenada y persuasiva es una necesidad, representando el 90% de nuestra vida de relación.

La habilidad para hablar y ser escuchado es crucial. En una encuesta, hablar en público se destacó como uno de los mayores temores, incluso por encima de miedos comunes como la muerte o las alturas. El buen orador debe ser consciente de la responsabilidad que conlleva, considerando el tiempo de sus oyentes como un recurso valioso.

Existen tres tipos de discursos según su propósito: informar, persuadir a la acción y entretener. Asimismo, hay tres categorías de oradores: aquellos que captan la atención, aquellos que no logran hacerlo y aquellos que no pueden ser ignorados.

Un discurso consta de tres partes esenciales: introducción, desarrollo del tema y conclusión. La dramatización, mediante diálogos, citas, narraciones o ejemplos, se emplea para despertar la curiosidad del público.

La voz juega un papel crucial, con elementos como tono, altura, ritmo y volumen. Evitar la monotonía y hacer un uso efectivo de las pausas son estrategias para enfatizar puntos y mantener la atención.

La preparación es clave, y como afirmaba Winston Churchill, incluso discursos cortos requieren una cuidadosa planificación. La pausa, sin sonidos innecesarios, se convierte en un recurso valioso, demostrando confianza y reflexión.

Se ofrecen consejos prácticos, como no distraer con detalles de atuendo, ligar las ideas en una conversación y evitar muletillas. La conexión emocional con el público se considera esencial, ya que hacer sentir es más efectivo que hacer pensar.

El Dr. Herbert Clark destaca la eficacia de la comunicación positiva, mientras que el valor del silencio se enfatiza con una cita de Kung Tingan, quien afirma que el sabio no habla, los talentosos hablan, y los estúpidos discuten.