Cuatro Aviones en un Hospital

Volando entre Realidades

Volando entre Realidades. Una tarde, mientras disfrutaba de un delicioso pastel de chocolate en la cafetería de un hospital, cinco individuos irrumpieron en mi tranquilo momento.

Un hombre, con una expresión de agotamiento, llegó con sus cuatro pequeños. Mientras trataba de distraerlos con juegos, se acercó a mí y me pidió que los cuidara por un momento.

Internamente me pregunté: ¿Por qué yo, entre tantos presentes con más experiencia con niños? Pero luego me compartió su situación: “Mi esposa está muy enferma en uno de los pisos superiores. Ellos no están al tanto. ¿Podrías cuidarlos un momento?”

Mi inicial resistencia se disolvió ante su pedido. Olvidé mis preocupaciones y decidí ayudar.

No obstante, estos pequeños pronto se convirtieron en mis maestros de vida. El mayor, de 8 años, lideraba juegos, mientras los otros seguían con entusiasmo. En un momento, uno de ellos decidió hacer un avión de papel y pronto todos estaban en una competencia amistosa. El personal del lugar no pudo evitar sonreír ante tal escena.

Mientras esos aviones volaban con alegría en el primer piso, unos niveles más arriba, su padre enfrentaba la dura realidad de la enfermedad de su esposa.

Recordé las palabras de John Milton sobre cómo podemos transformar nuestra realidad en cielo o infierno, según nuestra perspectiva.

Decidí comprobar esto. Al recorrer las salas de pacientes críticos, las actitudes de los familiares eran un claro reflejo de esta idea. Algunos se mostraban amargados, cuestionando la vida y su fe. Mientras otros, a pesar del dolor, mostraban serenidad, aceptación y esperanza, convirtiéndose en fuentes de inspiración.

La conclusión se hizo evidente: no es lo que enfrentamos, sino cómo lo hacemos lo que define nuestra experiencia.

Al final, la lección más grande vino de cuatro niños en un hospital, quienes me mostraron que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay espacio para volar con ligereza y alegría.